Curiosidades sobre la muerte del Papa Juan Pablo II
1. Murió de un colapso cardiocirculatorio
San Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005 a las 09:37 p.m. (hora de Roma) en la víspera del Domingo de la Misericordia, una fiesta establecida durante su pontificado. Sufrió un “choque séptico con colapso cardiocirculatorio debido a una infección, ya detectada, de vías urinarias”.
2. Su funeral duplicó la población de Roma
A su funeral asistieron 75 jefes de estado, incluyendo presidentes, príncipes, entre otras autoridades. La población de Roma se duplicó durante ese evento y los asistentes esperaron más de 24 horas para verlo en cuerpo presente.
3. Sus últimas palabras fueron en polaco
El informe del Vaticano precisa que seis horas antes de su muerte, Juan Pablo dijo en polaco, “con una voz muy débil y con palabras murmuradas, 'Déjame ir a la casa del Padre'”.
4. Escuchaba la oración de los fieles días antes de su muerte
Miles de fieles se reunieron para orar en voz alta y hacer vigilia en la Plaza de San Pedro en los días previos a su muerte.
El entonces Arzobispo de Cracovia y Secretario Personal de Juan Pablo II durante más de 40 años, Cardenal Stanislaw Dziwisz, aseguró que el Papa escuchaba las oraciones de la multitud.
5. Sumamente enfermo dio una última bendición desde su ventana
Tras su fallido y conmovedor intento de dar la bendición “Urbi et Orbi” el último Domingo de Pascua de 2005, el cual arrancó los aplausos y el llanto de los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa Juan Pablo II, volvió a asomarse a la ventana de su habitación el miércoles 30 de marzo para dar la bendición.
6. “Concelebró” una Misa en su agonía
El informe del Vaticano detalló que los ojos de Juan Pablo II estaban prácticamente cerrados durante una Misa celebrada al pie de su cama en la tarde del 31 de marzo de 2005.
“Pero en el momento de la consagración, débilmente levantó su mano derecha dos veces, es decir, cuando se eleva el pan y el vino. Hizo un gesto indicando que estaba tratando de golpear su pecho durante la recitación de la oración del Cordero de Dios”.
Ese día el Cardenal Marian Jaworski, amigo íntimo desde que ambos eran jóvenes sacerdotes en Polonia, le administró el sacramento de la unción de los enfermos.
Siempre lo recuerdo con cariño y respeto. Pienso que durante Su Papado sufrió de una conversión profundamente espiritual inspirada por el Espíritu Santo.
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