Según un estudio de la Universidad de Wisconsin, entre hombres y mujeres siempre hay algún tipo de interés que impide ser sólo amigos.
La Ciencia ha hablado, y ante la Ciencia hay que hacer una reverencia. O dos. Y lo que ha dicho es lo siguiente: los hombres y las mujeres no pueden ser solo amigos. Por supuesto, tal afirmación se sustenta en estudios firmados por los investigadores más serios y solventes que podríamos imaginar.
Lo que afirman las nuevas investigaciones realizadas en la Universidad de Wisconsin es que, aunque creamos –chicas y chicos heteros- que somos capaces de ser solo amigos, la oportunidad (o la percepción de la oportunidad) de un romance siempre está a la vuelta de la esquina, al acecho, esperando un momento de debilidad de una de las partes.
Para explorar la posibilidad de una relación platónica entre un hombre y una mujer, algo que hasta hoy había sido más estudiado en el cine que en un laboratorio, estos gurús siguieron a 88 parejas de “amigos, solo amigos” a los que garantizaron total privacidad sobre sus testimonios acerca de lo que les inspiraba el presunto “amigo y solo amigo” del sexo opuesto.
Los resultados vinieron a confirmar algunas cosas que ya teníamos claras. Por ejemplo, que hay enormes diferencias en cómo ellos y nosotras experimentamos la amistad entre heteros.
Según el estudio, los hombres pensaban con más frecuencia que sus amigas podían sentirse atraídas por ellos. Una creencia a menudo equivocada. De hecho, las estimaciones de los chicos de cuán atractivos resultaban ellos para sus amigas no tenían nada que ver con la realidad. Lo que solía suceder, dicen los científicos, es que básicamente los hombres asumían que cualquier atracción romántica que ellos experimentaban eran mutua, y eso los cegaba ante las verdaderas intenciones de su “amiga, solo amiga”.
Del otro lado, las mujeres también estamos ciegas porque, añaden, las mujeres generalmente no se sienten atraídas por sus “amigos, solo amigos”, y asumimos que esta falta de atracción también es mutua. En este diálogo de besugos, ellos sobreestiman el atractivo que generan en las chicas, y nosotros infravaloramos y ninguneamos la atracción que producimos en ellos. Y así nos va.
Los hombres también estaban más dispuestos a actuar guiados por su percepción equivocada que las mujeres. Pero ambos, hombres y mujeres, habían fantaseado con la posibilidad de vivir una situación romántica con su “amigo, solo amigo”. De hecho, los amigos se clasificaban en “hot” (los atractivos) y “not” (los nada atractivos).
Hubo una diferencia fundamental que detectaron los investigadores en el comportamiento de hombres y mujeres. Ellos deseaban por igual a sus amigas solteras y emparejadas, mientras que las chicas eran más sensibles y prestaban más atención a la situación sentimental de su “amigo, solo amigo” y no se mostraban interesadas por aquellos que ya estaban metidos de cabeza en otra relación.
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