En su desesperación, los padres recurrieron a los oficios de un afamado campesino siberiano, místico y de licencioso comportamiento, Grigori Yefímovich Rasputín, quien "curó" misteriosamente al niño suprimiendo la aspirina que le administraban los médicos para aliviar el dolor (ya que la aspirina es anticoagulante). Otras fuentes, especulan con la posibilidad de que consiguiera aliviar su dolencia mediante hipnosis.
La creencia de un poder sobrenatural en Rasputín por parte de Nicolás y Alejandra y la propia convicción del campesino devenido sanador, le ganó la confianza en la corte real donde no sólo influyó “terapéuticamente” sino familiar y políticamente.
Hoy día se a probado que todos los hijos de la pareja real tenían el mismo ADN mitocondrial que su madre y que la hemofilia de los Romanov, como la de las otras familias reales, era de tipo B12.
En 1901 se mencionan como posibles medidas terapéuticas a la administración de calcio y de nitrógeno, la inhalación de oxígeno, el uso de glándula tiroidea o médula ósea, y el empleo de peróxido de hidrógeno y gelatina. Sin embargo, nada de ello hemos hallado en la terapia administrada al zarévich, salvo la referencia a la aspirina y los “rezos sanadores” de Rasputín, más mágicos entonces que a la fecha si nos atenemos a la Noética.
La foto superior es la imagen de Rasputín, uno de los personajes más reconocidos de la Rusia zarista, debido a su gran influencia en los líderes rusos que fueron sacados del poder por la revolución bolchevique.
En 1916, fue asesinado por un grupo de nobles en el palacio Yusúpov. También conocido como “el Monje Loco”, Rasputín era afamado por mostrar habilidades de sanación mediante el rezo. Por ese motivo fue llamado al palacio de los zares: el hijo único del zar Nicolás II y la zarina Alejandra padecía de hemofilia, y Rasputín se presentó para detener una fuerte hemorragia que estaba sufriendo. Ante la mejora del heredero Alexéi Nikoláievich, se ganó el favor de toda la familia Romanov, especialmente de Alejandra. Como consecuencia, cuando Nicolás II se marchó para dirigir las fuerzas rusas en la Primera Guerra mundial, Rasputín se hizo cargo del gobierno de Rusia a través de la zarina.
Sin embargo, no todos habían caído bajo el encantamiento de Rasputín. Descontentos con el estado crítico en que la monarquía se encontraba, un grupo de nobles lo atrajeron al palacio con el plan de envenenarlo. Cuando se hizo evidente que las grandes dosis de veneno colocadas en su vino y comida no habían surtido ningún efecto, le dispararon a quemarropa y se desplomó. Se levantó poco después, golpeó a uno de sus agresores e intentó escapar por los jardines, donde le dispararon otra vez. Aún con vida, fue atado y arrojado a un río helado. Unos meses más tarde, el régimen imperial fue derrocado por la Revolución Rusa.
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