En el aniversario de la firma del Tratado que puso fin al conflicto sigue sin aclararse la causa del estallido.
La explosión del Maine ¿Accidente o conspiración?
“Pongan las fotos, que yo pongo la guerra”. La famosa frase del magnate de la comunicación William Hearst pone de manifiesto hasta qué punto Estados Unidos tenía interés en participar en el conflicto entre Cuba y España a finales del siglo XIX. La extraña explosión del acorazado 'Maine', que Washington esgrimió como 'casus belli' contra España, está plagada de sombras. Numerosas investigaciones apuntan a un accidente o incluso a un montaje de los estadounidenses para tener una excusa para intervenir en la guerra. El conflicto puso fin al dominio español en Cuba y Puerto Rico -además de Filipinas- mediante el Tratado de París firmado el 10 de diciembre de hace 114 años. Sin embargo, a pesar de haber transcurrido más de un siglo, las causas de la explosión del navío están lejos de aclararse. Las reiteradas negativas de EE UU para realizar una investigación imparcial han reforzado las hipótesis de quienes aseguran que todo fue un pretexto de los norteamericanos para iniciar las hostilidades.El 'USS Maine' echó el ancla en el puerto de La Habana en enero de 1898. Su llegada no fue bien vista por las autoridades españolas. La guerra con Cuba se prolongaba ya tres años y en Madrid eran más que conocidos los intereses estadounidenses en controlar la isla. De hecho, en EE UU la presión mediática liderada por la prensa más sensacionalista para que su Gobierno declarase la guerra a España era feroz.
Desde que el 'Maine' llegó al puerto, las medidas de seguridad de la tripulación fueron muy elevadas. De hecho, el capitán del buque, Charles D. Sigsbee, no permitió a los marines bajar a tierra, aunque sí a los oficiales. Cuando el 15 de febrero se produjo la explosión en la que murieron 261 soldados, el Gobierno estadounidense la achacó a una mina submarina y responsabilizó a España. Por su parte, las autoridades españolas negaron cualquier implicación y se mostraron dispuestas a colaborar con los estadounidenses para aclarar los hechos. Una oferta que fue rechazada.
Explosión interna
Pese a todo España realizó su propia investigación en la que concluyó que la causa de la explosión no pudo ser una mina ya que no se registró ninguna columna de agua ni tampoco aparecieron peces muertos. Además, la llegada del 'Maine' no era esperada en la isla, por lo que la posibilidad de colocar una mina se desvanece. Y más cuando los barcos de la armada española 'Alfonso XII' y 'Legazpi', que estaban junto al navío estadounidense, también resultaron dañados. La propia comisión estadounidense encargada de la investigación que estableció una causa externa, reconoció que los autores no se habían podido determinar.
Sin embargo, la versión oficial no convencía y se produjeron más análisis. Todas las investigaciones modernas apuntan a que la explosión tuvo un origen interno y no externo. En concreto se inclinan mayoritariamente por la deflagración accidental de las carboneras, que estaban al lado de la sala de municiones, tal y como explicó el almirante estadounidense Hyman G. Rickover en un estudio realizado en 1976. Y es que este tipo de accidentes fueron bastantes habituales en otros barcos de la misma 'familia' que el 'Maine'. Así habían sufrido accidentes de combustión espontánea del carbón el 'Olympia', el 'Wilmington', el 'Broolkyn' o el 'Oregon'.
En un suceso tan opaco como el del 'Maine' no puede faltar la teoría de la conspiración. Y esta dice que la explosión no fue accidental, sino provocada por los propios estadounidenses para tener un pretexto con el que involucrarse en la guerra. Para ello se basan en la explosión se produjo en una zona cercana a la tripulación y no de los oficiales. Como consecuencia solo fallecieron dos de los 19 mandos del buque, mientras que pereció el 70% de los soldados. Tampoco ayuda a resolver el asunto que el Gobierno de Estados Unidos reflotase el barco en 1911 para rescatar los cuerpos y lo volviese a hundir sin permitir que una comisión internacional lo inspeccionase. El 'Maine' guarda su secreto a 1.100 metros de profundidad.
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