¿Sabías que el cuerpo deja de ser joven a los 34 años de edad? Un grupo de científicos de la Universidad de Stanford realizó en 2019 un estudio revolucionario que revela que el proceso de envejecimiento no es continuo ni uniforme, sino que tiene picos importantes que marcan el inicio de tres etapas en el ciclo de la vida: la edad adulta joven, la edad media tardía y la vejez. Estos descubrimientos podrían cambiar nuestra comprensión del envejecimiento y abrir nuevas vías de investigación en el campo de la ciencia y la salud.
A qué edad se deja de ser joven: Descubrimientos científicos sobre el envejecimiento
El estudio, liderado por investigadores de la Universidad de Stanford, analizó el plasma de más de 4,000 personas de edades comprendidas entre los 18 y los 95 años. Se midieron los niveles de casi 3,000 proteínas individuales en muestras de sangre, y se descubrió que 1,379 de estas proteínas varían significativamente con la edad. Sorprendentemente, con información sobre los niveles de solo 373 de estas proteínas, los investigadores pudieron predecir con gran precisión la edad de una persona. Incluso un subconjunto aún más pequeño de solo nueve proteínas logró hacer un trabajo aceptable en esta tarea.
Las proteínas son los caballos de batalla del cuerpo, llevando a cabo instrucciones de todas las células del organismo. Los cambios en sus niveles en nuestra sangre reflejan el inicio, la detención y la modificación de diferentes procesos biológicos. Los investigadores encontraron que estos cambios a menudo eran bastante repentinos, con niveles de una proteína que se mantenían estables en la sangre durante años y luego disminuían o aumentaban rápidamente, en lugar de mostrar un aumento o disminución constante.
Lo más interesante es que estos cambios dramáticos parecen estar ocurriendo de manera sincronizada, con grandes cambios en múltiples proteínas que se producen alrededor de los 34, 60 y 78 años de edad. Esto sugiere la posibilidad de que el cuerpo esté cambiando significativamente su programación biológica en estas edades, lo que abre nuevas vías de investigación para comprender qué está sucediendo exactamente y si estos cambios pueden detenerse, revertirse o ralentizarse para combatir el proceso de envejecimiento.
Los hallazgos de este estudio también podrían tener un uso potencial en la evaluación de los efectos o efectos secundarios de los medicamentos, que podrían estar causando aceleraciones o desaceleraciones no deseadas en estos procesos de envejecimiento.
Otro hallazgo interesante en el estudio fue que, de las 1,379 proteínas que cambian significativamente sus niveles con la edad, 895 de ellas son significativamente más predictivas de la edad para un sexo que para el otro, lo que indica que el proceso de envejecimiento opera de manera diferente entre hombres y mujeres. Esto respalda la política de los Institutos Nacionales de Salud de promover una mayor participación de sujetos femeninos en la investigación del envejecimiento, y el uso del sexo como variable biológica en este tipo de estudios.
Naturalmente, también hubo casos excepcionales: participantes en el estudio cuyos niveles de proteínas en la sangre predecían edades mucho más jóvenes de las que realmente tenían. Estas personas, incluyendo a varios judíos asquenazíes de larga vida, tendían a mostrar una salud excepcional, un agarre manual más fuerte y una mejor medición de la cognición que las personas con sangre que aparentaba una edad mayor.
El descubrimiento de que el cuerpo deja de ser joven a los 34 años puede generar un gran impacto en la forma en que comprendemos y abordamos el proceso de envejecimiento. Si bien todavía hay mucho por descubrir, estos hallazgos nos ofrecen una nueva perspectiva sobre cómo el cuerpo humano cambia con el tiempo. La ciencia continúa avanzando, y es emocionante pensar en las posibilidades que se abren para retrasar o revertir el proceso de envejecimiento en el futuro.
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