Guillermo Brown nació en Foxford, Irlanda, el 22 de junio de 1777. Su nombre está íntimamente vinculado a las luchas por la independencia argentina, a la guerra contra el Imperio del Brasil, a las luchas; civiles del período de Rosas. Emigró con sus padres a los Estados Unidos siendo todavía un niño. Quedé huérfano a corta edad y entra como grumete en un barco de guerra inglés.
Años después se le encuentra al mando de una nave de pabellón británico que fue apresado por los franceses y conducida a Metz con su comandante.
Brown consigue fugarse y llegar a Inglaterra tras no pocas peripecias. Contrajo allí matrimonio en 1809 y emigró hacia él Río de la Plata, a donde llega el mismo año. Después de una breve permanencia en Montevideo se traslada a Buenos Aires y se compra una Goleta llamada “Industria” para realizar un servicio regular entre Buenos Aires y Montevideo.
Al producirse la Revolución de Mayo se adhiere al movimiento y en 1814 acepta el mando de una escuadrilla para hacer frente a las interferencias de los buques españoles.
El gobierno de Buenos Aires compra y arma la fragata Hércules, los bergantines Zephoys y Nancy y la goleta Juliet. Se les reúnen después. las goletas Julieta y Fortunata, la cañonera Tortuga y el falucho San Luis, con los que el 10 de marzo hace rumbo a Martín García, isla en la que desembarca.
Luego se dirigió a Montevideo y el 17 de mayo tuvo una gran victoria sobre los buques realistas, superiores en número y armamento. Cooperó positivamente en el sitio a Montevideo, plaza que bombardeó y cuya rendición, ocurrida en junio, debiose en gran parte al asedio marítimo.
El Supremo Director Posadas, lo ascendió a Coronel, como premio a su comportamiento. Tuvo prisionero a borde del Hércules al Gral. Vigodet que regresó a España al cabo de 14 días.
Brown tuvo que regresar a Buenos Aires a consecuencia de una herida que habla recibido en combate y el gobierno lo designa Comandante General de la Marina. Por los efectos de esa herida queda cojo para toda la vida. Posteriormente, se retira a su quinta de Barracas, donde permanece alejado de la vida pública hasta que en 1826 lo llama a servicio el presidente Rivadavia.
Ese año combate en el puerto de la Colonia contra la escuadra brasileña, resultándose adversa la suerte, hasta que con once embarcaciones mal pertrechadas y con una tripulación pobre derrota a los brasileños que mandaban 31 unidades.
Este fue el histórico combate naval de Los Pozos, realizado el 11 de junio de 1826. Al ario siguiente el 9 de febrero, volvió a derrotarlos en Juncal. Obtiene una nueva victoria en Monte Santiago, pero en. ese combate pierde la vida el capitán Francisco Drummond, novio de su hija Elisa Brown, la cual al enterarse de la noticia se suicida.
Este hecho marca en la vida psíquica del marino una de las etapas decisivas de la neurosis que llegó a dominarlo. En 1829, vuelve a la vida privada y en 1837 hace un viaje a su país natal.
A principios de 1841, Rosas le confía la misión de crear una escuadra para hacer frente a Jadel Gral. Riveraya los buques extranjeros que tanto le molestaban con sus agresiones.
El 27 de febrero hacía flamear su insignia de Almirante en el bergantín Belgrano. En mayo derrotó a los riveristas frente a Montevideo y en 1842 venció a la escuadra adversaria mandada por Garibaldi.
En 1843 Rosas encargó al Almirante Brown que estableciera el bloqueo del puerto de Montevideo, al iniciarse el siíio terrestre de esta plaza por el ejército del general Oribe. Brown izó su insignia en el “BELGRANO”, (capitán Thorne) constituyendo el resto de su escuadra: el “25 DE MAYO”, el “SAN MARTIN” y el “9 DE JULIO”.
El bloqueo de Montevideo por mar empezó a comienzos de febrero de 1843, pero la intervención del comodoro inglés Purvis aflojó completamente la influencia de aquél, desconociéndolo y prácticamente imposibilitándolo en toda forma. Grandes sinsabores cosió a Brown este bloqueo y después de numerosos inconvenientes por la intromisión británica, el Almirante regresó a Buenos Aires, el 16 de mayo.
El 29 y 30 de este mes prestó eficaz auxilio a numerosas embarcaciones arrojadas sobre la costa del puerto por el violento temporal que se desencadenó en estos días. El 19 de junio volvió a zarpar para Montevideo, aunque no en son de escuad’a bloqueadora. El 6 de septiembre Brown recibía en aquellas aguas orden del ministro Arana de extender el bloqueo de víveres hasta el puerto de Maldonado, y finalmente, a comienzos de octubre se restablece con todo rigor desde el último punto hasta Montevideo.
En 1843 bloquea Montevideo por orden de Rosas, bloqueo que la intervención británica hizo fracasar. En 1845, se vió forzado a regresar a Buenos Aires obligándolo las escuadras europeas a firmar un documento por el que se comprometía, dada su calidad de británico a no intervenir más en aquella contienda.
Con intermitencias producidas por la intervención de las marina anglo-francesa, el almirante Brown prosiguió ejerciendo el bloqueo frente a Montevideo y Maldonado hasta el 2 7 de junio de 1844, en que llegó a Buenos Aires a bordo del “BELGRANO” y se desembarcó después de una ausencia de más de un año, pues no había regresado desde su partida el 1 9 de junio del año anterior.
El coronel Toll fue su relevo en el mando de la escuadra, frente a Montevideo. No obstante esto, el año sigu’ente volvió Brown a tener bajo su mando las fuerzas bloqueadoras de Montevideo, pues había continuado al mando de la marina rosista. El 31 de julio de 1845, ante la presión de las escuadras anglo – francesa, se vio obligado a regresar a Buenos Aires y entregar antes de llegar a este puerto (no lejos de Montevideo), el “SAN MARTIN”, “25 DE MAYO” y la “9 DE JULIO” después de haber recibido el buque insignia de Brown un impacto a la altura de la cámara del Almirante.
En los 3 barcos izaron el pabellón extranjero. A Brown y demás oficiales de nacionalidad británica, les obligaron a firmar un compromiso de que no volverían a intervenir más en aquella contienda Brown llegó a Buenos Aires el día 7 de agosto de 1845. Fue su último acto de vida marítima.
A mediados de 1847 estuvo en la plaza sitiada de Montevideo, en viaje de paseo a Inglaterra. En aquella plaza “fue perfectamente recibido”, según expresa De María, y permaneció varios días. Había salido de Buenos Aires el 23 de julio de aquel año. Regresó de Irlanda al poco tiempo.
En 1853 fue miembro de la “Junta de Marina” cuyo objeto principal era reformar la armada del Estado de Buenos Aires. En 1854, se embarcó para los Estados Unidos a fin de acompañar los restos del general Alvear. los que fueron depositados en el Cementerio de la Recoleta, el 26 de julio de aquel año
Fallece en Buenos Aires el 3 de marzo de 1857.
Brown simboliza toda la historia naval argentina, dice Bartolomé Mitre “No teníamos astilleros, ni maderas, ni marineros, ni nuestro carácter nos arrastraba a las aventuras del mar, ni nadie se imaginaba que sin esos elementos pudiéramos competir algún día sobre las aguas con potencias marítimas que enarbolaban en bosques de mástiles centenares de gallardetes. Este prodigio lo realizó el Almirante Brown en los momentos de mayor conflicto en las dos guerras nacionales que ha sostenido la Argentina”.
Brown era casado con doña Isabel Chitty, natural de Inglaterra, y los hijos del matrimonio fueron: Guillermo, Juan Benito, Eduardo, Martina, Rosa y Natividad Brown. Al Almirante le sobrevivió su esposa. El cadáver de Brown permaneció diez años en el sepulcro del general Paz, hasta que su familia le erigió el mausoleo donde reposa.
Años después se le encuentra al mando de una nave de pabellón británico que fue apresado por los franceses y conducida a Metz con su comandante.
Brown consigue fugarse y llegar a Inglaterra tras no pocas peripecias. Contrajo allí matrimonio en 1809 y emigró hacia él Río de la Plata, a donde llega el mismo año. Después de una breve permanencia en Montevideo se traslada a Buenos Aires y se compra una Goleta llamada “Industria” para realizar un servicio regular entre Buenos Aires y Montevideo.
Al producirse la Revolución de Mayo se adhiere al movimiento y en 1814 acepta el mando de una escuadrilla para hacer frente a las interferencias de los buques españoles.
El gobierno de Buenos Aires compra y arma la fragata Hércules, los bergantines Zephoys y Nancy y la goleta Juliet. Se les reúnen después. las goletas Julieta y Fortunata, la cañonera Tortuga y el falucho San Luis, con los que el 10 de marzo hace rumbo a Martín García, isla en la que desembarca.
Luego se dirigió a Montevideo y el 17 de mayo tuvo una gran victoria sobre los buques realistas, superiores en número y armamento. Cooperó positivamente en el sitio a Montevideo, plaza que bombardeó y cuya rendición, ocurrida en junio, debiose en gran parte al asedio marítimo.
El Supremo Director Posadas, lo ascendió a Coronel, como premio a su comportamiento. Tuvo prisionero a borde del Hércules al Gral. Vigodet que regresó a España al cabo de 14 días.
Brown tuvo que regresar a Buenos Aires a consecuencia de una herida que habla recibido en combate y el gobierno lo designa Comandante General de la Marina. Por los efectos de esa herida queda cojo para toda la vida. Posteriormente, se retira a su quinta de Barracas, donde permanece alejado de la vida pública hasta que en 1826 lo llama a servicio el presidente Rivadavia.
Ese año combate en el puerto de la Colonia contra la escuadra brasileña, resultándose adversa la suerte, hasta que con once embarcaciones mal pertrechadas y con una tripulación pobre derrota a los brasileños que mandaban 31 unidades.
Este fue el histórico combate naval de Los Pozos, realizado el 11 de junio de 1826. Al ario siguiente el 9 de febrero, volvió a derrotarlos en Juncal. Obtiene una nueva victoria en Monte Santiago, pero en. ese combate pierde la vida el capitán Francisco Drummond, novio de su hija Elisa Brown, la cual al enterarse de la noticia se suicida.
Este hecho marca en la vida psíquica del marino una de las etapas decisivas de la neurosis que llegó a dominarlo. En 1829, vuelve a la vida privada y en 1837 hace un viaje a su país natal.
A principios de 1841, Rosas le confía la misión de crear una escuadra para hacer frente a Jadel Gral. Riveraya los buques extranjeros que tanto le molestaban con sus agresiones.
El 27 de febrero hacía flamear su insignia de Almirante en el bergantín Belgrano. En mayo derrotó a los riveristas frente a Montevideo y en 1842 venció a la escuadra adversaria mandada por Garibaldi.
En 1843 Rosas encargó al Almirante Brown que estableciera el bloqueo del puerto de Montevideo, al iniciarse el siíio terrestre de esta plaza por el ejército del general Oribe. Brown izó su insignia en el “BELGRANO”, (capitán Thorne) constituyendo el resto de su escuadra: el “25 DE MAYO”, el “SAN MARTIN” y el “9 DE JULIO”.
El bloqueo de Montevideo por mar empezó a comienzos de febrero de 1843, pero la intervención del comodoro inglés Purvis aflojó completamente la influencia de aquél, desconociéndolo y prácticamente imposibilitándolo en toda forma. Grandes sinsabores cosió a Brown este bloqueo y después de numerosos inconvenientes por la intromisión británica, el Almirante regresó a Buenos Aires, el 16 de mayo.
El 29 y 30 de este mes prestó eficaz auxilio a numerosas embarcaciones arrojadas sobre la costa del puerto por el violento temporal que se desencadenó en estos días. El 19 de junio volvió a zarpar para Montevideo, aunque no en son de escuad’a bloqueadora. El 6 de septiembre Brown recibía en aquellas aguas orden del ministro Arana de extender el bloqueo de víveres hasta el puerto de Maldonado, y finalmente, a comienzos de octubre se restablece con todo rigor desde el último punto hasta Montevideo.
En 1843 bloquea Montevideo por orden de Rosas, bloqueo que la intervención británica hizo fracasar. En 1845, se vió forzado a regresar a Buenos Aires obligándolo las escuadras europeas a firmar un documento por el que se comprometía, dada su calidad de británico a no intervenir más en aquella contienda.
Con intermitencias producidas por la intervención de las marina anglo-francesa, el almirante Brown prosiguió ejerciendo el bloqueo frente a Montevideo y Maldonado hasta el 2 7 de junio de 1844, en que llegó a Buenos Aires a bordo del “BELGRANO” y se desembarcó después de una ausencia de más de un año, pues no había regresado desde su partida el 1 9 de junio del año anterior.
El coronel Toll fue su relevo en el mando de la escuadra, frente a Montevideo. No obstante esto, el año sigu’ente volvió Brown a tener bajo su mando las fuerzas bloqueadoras de Montevideo, pues había continuado al mando de la marina rosista. El 31 de julio de 1845, ante la presión de las escuadras anglo – francesa, se vio obligado a regresar a Buenos Aires y entregar antes de llegar a este puerto (no lejos de Montevideo), el “SAN MARTIN”, “25 DE MAYO” y la “9 DE JULIO” después de haber recibido el buque insignia de Brown un impacto a la altura de la cámara del Almirante.
En los 3 barcos izaron el pabellón extranjero. A Brown y demás oficiales de nacionalidad británica, les obligaron a firmar un compromiso de que no volverían a intervenir más en aquella contienda Brown llegó a Buenos Aires el día 7 de agosto de 1845. Fue su último acto de vida marítima.
A mediados de 1847 estuvo en la plaza sitiada de Montevideo, en viaje de paseo a Inglaterra. En aquella plaza “fue perfectamente recibido”, según expresa De María, y permaneció varios días. Había salido de Buenos Aires el 23 de julio de aquel año. Regresó de Irlanda al poco tiempo.
En 1853 fue miembro de la “Junta de Marina” cuyo objeto principal era reformar la armada del Estado de Buenos Aires. En 1854, se embarcó para los Estados Unidos a fin de acompañar los restos del general Alvear. los que fueron depositados en el Cementerio de la Recoleta, el 26 de julio de aquel año
Fallece en Buenos Aires el 3 de marzo de 1857.
Brown simboliza toda la historia naval argentina, dice Bartolomé Mitre “No teníamos astilleros, ni maderas, ni marineros, ni nuestro carácter nos arrastraba a las aventuras del mar, ni nadie se imaginaba que sin esos elementos pudiéramos competir algún día sobre las aguas con potencias marítimas que enarbolaban en bosques de mástiles centenares de gallardetes. Este prodigio lo realizó el Almirante Brown en los momentos de mayor conflicto en las dos guerras nacionales que ha sostenido la Argentina”.
Brown era casado con doña Isabel Chitty, natural de Inglaterra, y los hijos del matrimonio fueron: Guillermo, Juan Benito, Eduardo, Martina, Rosa y Natividad Brown. Al Almirante le sobrevivió su esposa. El cadáver de Brown permaneció diez años en el sepulcro del general Paz, hasta que su familia le erigió el mausoleo donde reposa.